Capítulo 2290
Capítulo 2290
Se volvió verde
Mientras tanto, en la Secta Vientofuerte, Emiliano estaba entubado por todas partes, con un líquido verde corriendo por los tubos.
Delante de él había un recipiente de cristal lleno del mismo líquido verde, que se agitaba y hervía.
Emiliano fruncía las cejas, parecía estar soportando un inmenso dolor.
Su madre tenía una expresión angustiada mientras observaba en silencio desde un lado.
—Trino, ¿estás seguro de que esto va a funcionar? Ten en cuenta que es tu hijo. Si esto falla y la vida de Emiliano corre peligro, ¡no te dejaré escapar! —amenazó mientras miraba directo a Trino.
—Esta tecnología ya está bien desarrollada, así que no te preocupes —la tranquilizó Trino y se colocó ante el recipiente de cristal, donde se mordió un poco el dedo, dejando que unas gotas de su sangre gotearan en el líquido verde.
Sorprendentemente, parecía bastante fatigado tras el mero acto de verter unas gotas de sangre en el recipiente.
A medida que el líquido verde seguía infundiéndose en el cuerpo de Emiliano, éste empezó a emanar un tenue resplandor verde mientras su aura comenzaba a expandirse.
Observando la escena que se desarrollaba ante él, Trino se rio.
—¡No te preocupes; nuestro hijo sufrirá una transformación completa en menos de diez horas!
La madre de Emiliano asintió complacida y lo abrazó.
Mientras disfrutaban de un momento íntimo, Demithor, que se encontraba en el Acantilado del Reflejo, seguía siendo asaltado por la formidable aura del acantilado.
Huro caminó poco a poco hacia Demithor y se colocó detrás de él. Su expresión parecía mostrar lo mal que se sentía al ver el dolor que sufría su hijo.
—Demithor, ¿cómo lo llevas? —preguntó Huro.
Al percatarse de la presencia de su padre, Demithor se puso en pie e inclinó la cabeza en respuesta.
—Estoy bien…
—No me culpes por ser despiadado. ¡Te hice venir a Acantilado Reflexión porque quiero entrenarte y protegerte! —explicó Huro.
Demithor tenía las cejas fruncidas mientras preguntaba confundido:
—¿Qué quieres decir, papá? ¿Protegerme de qué? ¿Estás sugiriendo que no estoy seguro en la Secta Vientofuerte?
—Basta de preguntas. Quédate en el Acantilado Reflexión por ahora, y te liberaré una vez que avances al siguiente nivel de cultivo —respondió Huro con desdén, agitando la mano.
—Papá, ¿Emiliano y su madre intentan hacerme daño? Sé que su madre me tiene en baja estima desde hace años y que quiere que Emiliano ocupe mi puesto. A decir verdad, si Emiliano fuera un líder capaz, no me importaría entregarle las riendas de la Secta Vientofuerte. —Demithor expresó su opinión.
—¡Eso es basura! —Cuando Huro escuchó sus palabras, su semblante se volvió frío de inmediato—. Tú eres mi hijo, el legítimo sucesor de la Secta Vientofuerte. Aparte de ti, ¡nadie más es merecedor de
la posición de liderazgo! Tienes prohibido volver a hacer ese tipo de comentarios. A partir de ahora, tienes que aprender a dirigir la Secta Vientofuerte.
A Demithor le sorprendió la ira de su padre. Sólo había hablado de esa manera para mostrar su generosidad y amplitud de miras, pero nunca esperó que Huro reaccionara de forma explosiva.
—De acuerdo, papá. Seguiré tu consejo y trabajaré duro —dijo Demithor mientras asentía con decisión. Content is property © NôvelDrama.Org.
Huro miró a Demithor con expresión afectuosa y suspiró con suavidad.
—Tu madre falleció cuando eras joven, y has soportado mucho a lo largo de los años. Tenerte como hijo único aún me produce una gran satisfacción.
Demithor miró a su padre con cara de asombro. Aunque le extrañaba la inesperada muestra de melancolía de Huro, no se atrevió a preguntar más.
Tras abandonar el Acantilado Reflexión, Huro lanzó una mirada hacia la dirección suroeste de la Secta Vientofuerte. En ese instante, un vivo rayo verde se elevó hacia el cielo.
El reflejo del rayo verde cayó sobre la cabeza de Huro, dando la impresión de que llevaba un sombrero verde.
Un destello helado brilló en sus ojos entrecerrados.
—Estás jugando con fuego si sigues tratándome como a un tonto —murmuró.