Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capítulo 1140



Capítulo 1140

Capítulo 1140

“¿Estás cansado y aun así te escapaste de mí” dijo Adan con tronta. Ohaba la apatia y el desapego

de Jules

Au que decadio no dejarla dormir

Juba ng hizo nada por su perturbacion simplemenar mantuvo los

No podia deshacerse de el de todos modos, por lo que podria shor

Pero Adam no veria su indiferencia. La artastro hasta el bahe

Fur verano

Aun así, el escalofrio repentirao la c catarrachik

lo que podria haver mahana

agua fria via vengage por todas partes.

Echandu humo de futia inantu la mani

» Adam + feriadenaryote multo en in ducha Alam m yu ahora Matamor

Ya he tradic

Quartu mora

que preferiria morir antes qur

No podia soportar nu ir

Al veria actuar hutens

mara posat al la bago nutru

1. E) no la mataria

Tampoco se comprimateria

eden

en el agua spur

La prira tilenciosa de dar momo una menadać

Julia se desmayo por la friaidad y la frustracion al fun

Entonces Adam cerro la ducha y la Dievo a la cama

La paciencia tomó el lugar de la agresion. Le quitó la ropa mujala » Julia y la sevsi

Después de eso, se subno a la cama desnudo y la sostuvo en un brazos

A la mañana siguiente. Julia todavia parvi ja tee sonar write cuaisdo Adam ar ievaino. Al e mando

llamar a su médio para qar la cuidara cuando regresará a la ollu insa

Julia se despertó cuando él se for

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Pero ella fingió dormar

Addam no la dejaria ar de todos modos

Ahora estaba lejos. Ella rechazo al médico que le iba a poner una inyección. “No me pongs

inprociones

Ella no empraráris la situación de sus padres

Fita turinio soi

tro Adan

Ella estaba enferma ahora.

Con suerte, terminaria siendo fatal sin tratamiento.

“Señora, tiene fiebre. Se infectará más gravemente si no baja la fiebre“.

El médico conocia a Julia. Trabajo para los Lee durante años.

Dije que no lo necesitaba“, insistio Julia.

El doctor no pudo obligarla.

Asi que dejo la aguja y se volvió hacia Adam.

Sabiendo lo que estaba haciendo el médico y que tendria que inyectarse, Julia rebuscó al instante en

el botiquín.

Debe haber algunas pastillas para primeros auxilios.

Podria tomar algunos antiinflamatorios o antibióticos.

Sin saber lo fuertes que eran, agarró un poco y estuvo a punto de tragarselos.

Estaria bien si se envenenara hasta morir.

Mientras se ponia las pastillas en la boca, sonó el timbre. Oyó la puerta abrirse. Una suave voz familiar

lo siguió. “¿Está la señorita Treviño aquí?”

La mano de Julia que sostenia la pildora tembló y las lágrimas cayeron por sus mejillas.

¿Estaba la señora Santander aqui para salvarla?


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