Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez

Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 264



Capítulo 264 

No pude negar que esas palabras eran realmente conmovedoras. Tan conmovedoras que, por un momento, desee poder olvidar todo lo pasado, pero aun así, no logré liberarme completamente. Algunas cosas ya estaban marcadas en mi corazón, dejando una profunda brecha. Como cuando él no volvía a casa toda la noche, yo nunca dudaba de él, solo entendia que se debia a su dedicación a Montes Global Enterprises. Pero después de lo sucedido, ya no podía confiar ni amar sin pensar en las consecuencias. Empecé a tener reservas, a estar a la defensiva, a dudar a ser sensible y a sentirme insegura, Incluso si nos reconciliábamos, seguir asi solo llevaria a la ruptura eventualmente. Entonces, mejor cortar por lo sano. 

“Isaac, no hables más de esto, seamos racionales.” 

“Sé que no me crees, pero lo haré.” Dijo Isaac con un tono tan sincero como si estuviera jurando.” 

Bajé la mirada y le pasé otro documento, cambiando de tema: “Mira esto primero, voy a buscar a la enfermera para q temperatura de nuevo.”

“César.” 

El llamó, dando instrucciones para que le llevaran un ungüento para golpes y lesiones.8 

César se fue rápidamente 8 

Me pregunté: “¿No te habían cambiado ya el vendaje?” 

Además, un ungüento para golpes no era adecuado para su herida. 

Extendió la mano, tocando mi espalda baja con un ligero empujón y me preguntó: “¿No te duele donde te golpeaste?“}] 

“¡Ay!” 

Inhale abruptamente, reprochåndole: “¿Sabias que me había golpeado y aun así me empujas?” Copyright by Nôv/elDrama.Org.

Poco después, César trajo el ungüento. Lo tomé, e Isaac, con calma, me dijo: “Dámelo. 

“Puedo aplicarlo yo misma.“} 

“¿Acaso tienes ojos en la nuca?“) 

te tome la 

No dejó lugar a réplicas, tomó el ungüento, levantó un poco mi camisa y comenzó a aplicarlo suavemente mientras me decía: “Te has hecho un moretón y ni siquiera dices nada, acaso no tienes esposo?

Nunca había tenido un momento tan atento antes. No importaba qué, incluso si me cubría en aceite hirviendo, él seguia siendo Indiferente. El dolor de la medicina y el amargor de los recuerdos se entrelazaron, reprimi mis emociones, acostumbrada a decir. “Asi 

he vivido estos tres años” 

Isaac siempre fue fácil de cuidar, y después de sus palabras, cooperó aún más cuando lo atendia. Solo durante las comidas insistia en ser alimentado. Y cuando pregunté, era porque le dolia la mano de nuevo. Pero no fue hasta la noche que supe que estaba guardando un as bajo la manga. 

Me miraba fijamente y luego dijo: “Quiero tomar un baño.” 

Había estado inconsciente durante dos noches y aún no se había bañado. Para alguien tan limpio como él, era normal sentirse incómodo en aquel momento. 

Pero recordé las instrucciones del médico y negué con la cabeza: “El médico dijo que no puedes mojar tus heridas. 

Las heridas más graves en su cuerpo estaban en el pecho y el brazo, también tenia algunos rasguños en las piernas. 

El funció el labio, con esperanza en su voz: “Pero me siento incômodo, mi amor.” 

Me dolia la cabeza, ya no tenía ganas de corregir cómo me llamaba solo dije: “¿Qué tal si César te limpia con una toalla? 

César, que estaba a un lado preparado para informar a 

sobre asi 

asuntos importantes de la empresa al día siguiente, se negó al oir eso. Sonrió viéndose más feo que si llorara y me dijo: “Señora, no bromeen, el presidente Montes es muy pudoroso. Si yo le hago eso, mañana seré despedido. Esta tarea solo puede confiársela a usted.” 

Con eso, se fue más rápido que un conejo. Ni siquiera se quedó a informar sobre el trabajo. Isaac me miró, diciendo que pensaba que era una buena sugerencia. 

Claramente entendi lo que quería decir. César se habia ido, y yo todavia estaba ahi.§ 

Isaac levantó ligeramente las cejas y me preguntó “O es que todavía desconfias de mi, hasta el punto de no atreverte a limpiarme?*% 

Frunci el ceño y le pregunté: “¿Quién desconfia de ti? a 

El pregunto: “¿Entonces por qué te sientes culpable?“

“El que teme se convertirá en un perro, ¿está bien? 

Capitulo 264 

Admito que su provocación funcionó. Me levanté, fui al baño, saqué agua caliente, preparé una toalla desechable y me dispuse a limpiarlo. Después de todo lo intimo que hablamos sido, lo que necesitaba ver ya estaba visto, asi que limpiarlo no era la gran cosa. 


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