Despidiéndose de mi amor

Capítulo 50



Capítulo 0050

Al día siguiente, a las cinco de la madrugada, Silvia acompañó a

Viviana hasta la puerta. Antes de salir, Viviana estaba especialmente nerviosa.

-Silvia, ¿está bien mi aspecto hoy?

Viviana tenía una base muy buena, con unos ojos almendrados y un rostro ovalado, delicado y muy encantador.

-Te ves muy bien.

-Eso es bueno. ¿Sabes? Cuando pienso en verlo, me pongo muy nerviosa y emocionada. Temo que me encuentre defectos...

-No lo hará-la consoló con gran afecto Silvia.

-Nuestra Viviana es tan hermosa, ¿cómo podría alguien encontrarle defectos?

Viviana afirmó con la cabeza. Después de despedirla, Silvia regresó al instante su habitación.

-Mamá.

Oscar se despertó no se sabía cuándo.

-¿Te despertamos?

Silvia se acercó en ese momento y se agachó para preguntarle.

A las cuatro de la madrugada, Viviana ya estaba arreglándose y preparándose.

Oscar no respondió, en cambio le preguntó: -Mamá, ¿el señor Romero a quien Viviana va a ver es una buena persona?

Silvia reflexionó un momento.

-Sí, para Viviana, es una buena persona.

Ella recordaba con gran alegría que durante la universidad había conocido a Diego. Él era considerado el chico más guapo de su año, muy atractivo, pero desafortunadamente no provenía de una familia adinerada. Viviana y Diego se veían muy bien juntos, pero la

diferencia en sus condiciones familiares era demasiado grande.

-¿Mamá, para ti, el tío Luis es bueno?

Silvia se quedó totalmente atónita, sin necesidad de pensarlo mucho. -Por supuesto, el tío Luis es muy amable con nosotros. -Mamá, cuando volvamos, deberías aceptar al tío Luis. Aunque está rodeado de muchas mujeres hermosas, tú tampoco te quedas atrás. Su entorno es muy peligroso, pero confío en que él te protegerá.

Silvia se sorprendió una vez más al escuchar todo esto. Miró la serial y concentrada carita de su hijo, que parecía una versión en miniatura de Julio.

Después de un largo rato, levantó la mano y le revolvió suavemente el cabello a su hijo.

-¿No me dijiste anoche que fuera a una cita a ciegas?

Oscar suspiró.

-Hice un pequeño cálculo de probabilidad y estimé que la

probabilidad de que encuentres éxito en una cita es de uno en die mil millones.

Silvia no pudo contener la risa.

-Tontito.

Oscar se puso rojo: -Mamá, debes ser más seria. Aunque las probabilidades son realmente bajas, todavía hay esperanza. Hoy,

iré

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contigo a investigar.

Oscar no le dio lugar a discusión.

aa

Para Silvia, era la primera vez que se encontraba en una situación confusa, en la que reemplazaba a su amiga en una cita a ciegas y además llevaba consigo a su hijo.

La niñera no estaba disponible ese día y Silvia no se sentía cómoda dejando a Oscar solo en casa. Así que decidió llevarlo consigo y que estuviera cerca de ella, acompañado también por Eduardo.

Viviana solo le había dado una tarjeta de presentación y la dirección del lugar acordado.

Silvia no se arregló demasiado, se puso una mascarilla y salió pronto de casa.

En el restaurante Jardín Real. Era un restaurante de alta categoría y personalizado.

Cuando Silvia estaba a punto de entrar, una mujer elegante y enfurecida salió de adentro.

-¡Qué tipo de persona es! ¡Ni siquiera tiene modales! ¿Se cree el príncipe heredero o qué? ¡Y encima cambia de cita en diez minutos!

Silvia se sintió muy perpleja. Después de que la mujer se fue, entre su tarjeta de presentación al recepcionista.

El recepcionista tomó la tarjeta y luego miró fijamente a Silvia.

-Señorita García, su cita estaba programada para las nueve de la mañana, son las 8:47 ahora. Debe esperar a que la señorita Mesonero termine su cita antes de poder entrar.

Entonces Silvia claramente entendió. Parecía que este evento de citas estaba diseñado para que el hombre eligiera a su pareja La familia García tenía cierta influencia en Brasmo, después de todo.

Nunca habría imaginado que el hombre con quien Viviana tenía una cita aún tenía que pasar por otras citas...

Silvia sabía que muchas personas

influyentes en Brasmo provenían de grandes familias misteriosas en l'à capital, Wesa forma de proceder no era inusual en lo absoluto. Pensó que era mejor así. Cuanto antes pudiera terminar con esa cita a ciegas, mejor.

Menos de diez minutos después, otra

mujer elegante salió rechazada y con

кроп

el corazon complete enteroto. Ei

recepcionista, muy cortés, pero con una mirada de entretenimiento, se dirigió a Silvia.

-Señorita García, es su turno ahora.

Silvia notó la serie de expresiones delContent (C) Nôv/elDra/ma.Org.

recepcionista, pero no le dio gran importancia. El lugar completo m

estaba reservado para Anto de citas. A pesar de que solo había un hombre

para las citas, al entrar, Silvia escuchó risas burlonas y desagradables de varios hombres

adinerados.


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