Capítulo 79
Capitulo 79
Claro, ¿esto no serà como un karma instantáneo?
No importa si Kent es o no el asesino, si se lo merece o no, gente como Federico merece estar fuera de juego. “Ya Felipe está apurado por volver“, dijo de nuevo el asistente.
Kent no dijo nada, solo me echó un vistazo.
Yo estaba distraida, sintiendo que todo esto era demasiado coincidencia. “Vamos a regresar.”
La familia Linares habla perdido a otro miembro. Ahora Felipe no tenia ni siquiera un hijo inútil que no podía tener descendencia, solo quedaba Kent, el nleto ilegitimo “loco y tonto“, y el bebé que aún no nacia en mi vientre.
No sabia qué significaba esto para Kent, si era bueno o malo.
Felipe ya estaba viejo y los negocios de la familia Linares no podian aguantar más turbulencias. Federico era un inútil, incapaz de impulsar la compañia, pero como era el único hijo de Felipe, el Grupo Linares siempre habla estado en sus manos incompetentes, mostrando una fortaleza superficial.
Con los años Felipe va envejeciendo cada vez más, si la familia Linares se quedaba sin descendencia, los lobos y tigres dentro del Grupo Linares no se iban a poder contener más, y todos saldrían a la luz.
Mi bebé aún era muy pequeño, no se sabía si nacerla sin problemas, y tampoco si Felipe viviria lo suficiente para verlo crecer y tomar las riendas del negocio.
La familia Linares estaba a punto de cambiar.
En el coche, le eché un vistazo a Kent.
Senti pena.
Si no estuviera loco o tonto, con su inteligencia y esa mente casi genial… seguro que podría llevar al Grupo Linares a otra potencia.
viale de
Después de un varias horas, finalmente volvimos a Monte Azur.
Ese dia comenzó a llover de repente. Sentada en el coche, miraba a través de la ventana a la gente corriendo apresuradamente, con la mirada perdida.
Antes de morir, lo que más temía era la lluvia, porque el dia que mis padres tuvieron el accidente también Ilovia mucho.
Tenia miedo de los truenos, del agua, de la oscuridad, de los espacios cerrados.
Siempre anhelé que alguien me abrazara cuando más miedo tenía, siempre deseé que Renán me abrazara cuando estaba asustada.
Lamentablemente, el siempre se limitó a echar sal en mis heridas, a pisotearme lentamente mientras yo
sufría.
“¡Boom!” De repente, un relámpago cruzó el cielo, y el trueno hizo que todo mi cuerpo se pusiera rígido y lentamente comencé a temblar.
Este tiempo, era tan similar al de aquel año cuando tenia dieciocho años… el dia del accidente de mis padres.
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Mi respiración se volvió entrecortada y mi cuerpo temblaba sin control.
“Ya llegamos, joven amo, y señora, dijo el asistente, abriéndome la puerta para bajarme.
Intenté parecer normal pero cada trueno hacia que mi cuerpo se encogiera involuntariamente.
Kent salió del coche, camino hacia mi y puso su chaqueta sobre mis hombros. “No temas, la lluvia no te
tocará.”
Me quedé quieta, levantando la mirada hacia Kent, que sostenia el paraguas, mi respiración se detuvo.
¿Por qué siempre me daba esa sensación extrañamente familiar? ¿Estaba él en esos recuerdos que perdi?
O tal vez… ¿es el sindrome de Estocolmo, sintiendo simpatia por alguien que podria haberme matado?
“Nayri, no tengas miedo,” su voz era baja y rasposa debido a una lesión en la garganta, lo que en realidad le daba a la gente una sensación de calma y tranquilidad..
Baje del coche y me puse bajo su paraguas.
Antes, su voz me asustaba, pero ahora me tranquilizaba, y eso me ponia nerviosa.
¿Me terminará lavando el cerebro si esto sigue?
El ruido de la lluvia golpeando el paraguas llenaba el aire mientras lo miraba fijamente.
Kent no decia nada, solo me miraba en silencio.
“Felipe se fue al extranjero, por ahora nadie nos molestará ni te hará daño,” murmuré.
De esta manera, mañana tendré que ocuparme de mis propios asuntos.
Necesito descubrir la verdad, encontrar a los cómplices de Kent.
Kent no respondió, solo me cubrió con el paraguas, tomó mi mano y me llevó de vuelta a la habitación.